Hoy he leído al Catedrático en Periodismo por la Complutense Jesús Timoteo Álvarez relexionar sobre la que él llama "el Poder Diluído", escribe sobre el hecho indiscutible de que quien abre el telediario, es el que manda. El este artículo señala con gran profundidad y acierto el cambio producido en la mentalidad individual y colectiva forzado por el mercado de los medios. En torno al ordenador, la televisión y el móvil se organiza un poderoso sector de información y comunicación en el que convergen la industria cultural, los medios convencionales y los nuevos y la creciente oferta de servicios en red.
En este sentido, conviene señalar que estamos viviendo el crecimiento continuado y destacado de los medios interactivos respecto a los demás canales de comunicación: el número de internautas aumenta y sus acciones en las redes se multiplican, y cada vez son más las personas que a través de Internet buscan opiniones acerca de diferentes productos, marcas y empresas. Hablamos de un sujeto activo y comunicado, que comparte contenidos y quiere inmediatez e interactividad, demandas que Internet satisface a la perfección. Con la emergencia de Internet y sobre todo de la Web 2.0 mediante las llamadas redes sociales, la limitación espacial física/presencial para las interacciones sociales desaparece y la temporal se hace mucho más manejable por la posibilidad de la asincronía en la comunicación.
La generalización de las nuevas tecnologías de la información ha propiciado la transformación de las estructuras sociales y de las formas de relacionarnos con los otros. En este proceso de cambio, la lógica de las relaciones sociales se caracteriza por la fragilidad y la temporalidad de los sistemas de reciprocidad comunicativa y que se establecen “online” en una nueva cultura creando así “comunidades virtuales” en las que los sistemas de interacción establecidos por los individuos superan las categorías tradicionales de tiempo y espacio. De esta forma los individuos crean nuevas redes sociales online a las que se conectan y desconectan en función de sus necesidades y deseos.
La Web 2.0 e Internet en general están rompiendo paradigmas de hábitos, negocios, políticas... en muchos ámbitos: prensa, industria musical, industria televisiva, industria cinematográfica, fotografía, política. Nuestros representantes utilizan las redes sociales para comunicar y, sobre todo, para escuchar. La prensa abre sus trabajos al juicio sumarísimo de la audiencia: un medio ya no es un medio completo si no permite la interactividad con los consumidores de su información. En particular destaca la capacidad de la Web 2.0 para impulsar lo que se ha llamado un nuevo paradigma creativo; se generan además comunidades de creatividad e innovación, donde se permite la coparticipación para poder potenciar al máximo la innovación, a modo de una gran tormenta de ideas sobre creación y desarrollo.
Todo este fenómeno es en opinión de Jesús Timoteo Álvarez un salto cultural análogo al producido durante el Renacimiento con la Reforma y la implantación de la imprenta. Por tanto, es destacable que la omnipresencia de los medios favorece la toma en consideración de los agentes sociales interesados en el objeto de las decisiones. La democracia es un reparto de poderes y “existe como capacidad de protesta, de acción social, de influencia en la calle, de capacidad organizada de alteración de las decisiones políticas o económicas dependiendo de la capacidad de presencia mediática y de ocupación del espacio público”: el Poder Diluído.
Gobernantes y políticos, tomen nota.