lunes, 28 de noviembre de 2011

Hombres lobo depilados a la cera


Como ha sido un fin de semana bastante duro (¡hasta he hecho deporte!) llegué al domingo noche cansado, con ganas de plegar velas en casa y pasar la velada en buena y tranquila compañía. De manera que atrincherado en el sofá me dispuse después de una cena temprana a consumir la bazofia habitual que la tele quisiera vomitarme encima.
El telediario de un tiempo a esta parte me da un sueño horroroso (por culpa seguramente de las primas de riesgo) y creo que fue en el mismo momento en el que el inquietante rostro de Soraya Sáez de Santamaría asomó a mi plana pantalla en el que me rendí a Morfeo. Será por su estrabismo, o por el tono de voz, o por el recuerdo de aquellas pavorosas fotos de EL MUNDO,  o por ser de Valladolid, no sé, pero el caso es que su televisiva presencia me produce casi siempre este efecto. Narcolepsia conservadora, me dice con sorna mi médico de cabecera…
Quedarse dormido viendo la tele es un lujo del que pocas veces puedo disfrutar, pero de verdad que las pocas veces que esto sucede, cuesta hacerme volver de un mundo onírico plagado de cenas con Irina Shayk y cañas con Patricia Conde; lleno de jefes inteligentes y compañeros coherentes, políticos valientes y chuletones de buey a la brasa regados a base de Enate.
En esta ocasión, disfruté de ese mundo ideal no menos de una hora y al despertar el rectángulo LED me ofrecía una película del gusto de los chavales de ahora: vampiros, pero no de esos con capa y gomina de toda la vida, y hombres lobo, pero no de esos de pelo en pecho de toda la vida. Por un rato, creí estar en un “revival” otoñal del Día del Orgullo Gay con tanto chavalote musculado de corte de pelo mega-fashion. Que luego está lo de los torsos depilados, que en un vampiro moñas, pase ¿pero en un hombre lobo? Pensaba yo que la licantropía y la depilación láser estarían siempre reñidas, pero en eso también me equivoqué…
Ni que decir tiene que el mejor actor de toda la peli me pareció un árbol que sale nevado casi al final, al lado de una panda de góticos light con pinta de necesitar urgentemente un buen bocata de sardinas… y una inmersión lingüística en el Barrio Chino de Ankara. Ni que decir tiene tampoco que no me explico el éxito de semejante bodrio entre nuestras juventudes, pero eso se da por sentado: me preocuparía mucho coincidir en gustos fílmicos con las twite-hordas adolescentes de hoy en día.
Y así terminó el último fin de semana de este noviembre de 2011, asombrándome de lo fácil que lo tienen algunos actores (¿?) allá por los States para hacerse millonarios y famosos a las primeras de cambio, mientras que aquí tenemos al pobre Resines currándoselo desde hace treinta tacos y teniendo que enfundársela haciendo remakes de Cheers para Telecirco.
Claro que la culpa la tiene él por ser español, velludo, bajito y calvo. A quien se le ocurre.

7 comentarios:

  1. SI SEÑOR ¡¡¡¡¡REIVINDIQUEMOS A RESINES, COÑO!!!!!
    SE TE HA OLVIDADO DECIR QUE ADEMÁS ES CÁNTABRO, DE TORRELAVEGA, MI PUEBLO

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  2. Pues a mí me gusta. Ala. Y Soraya también. Porque ella lo vale. Envidioso.

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  3. Pues llevan cuatro películas a base de depilación, musculo y esas zarandajas. Tal vez Resines en un buen gimnasio...

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  4. No seáis pueblerinos hombre, Resines es un petardo aunque sea compatriota vuestro. Bueno, tal vez La Caja 507 sea la excepción

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  5. Oscar, este blog tan personal es muy bueno.
    Sigo pendiente de tus actualizaciones.

    Un abrazo

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  6. Hola Oscar,

    Posts bien construidos y elaborados, y un diseño adecuado. Enhorabuena.

    David

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  7. Tío, a la que te refieres es ahora Vicepresidenta del Gobierno. Un respeto chaval, o te echamos del país....
    Divertido post, nos lo podrías haber ilustrado con un vídeo de la peli...

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